jueves, 11 de agosto de 2011

LOS MADRUGADORES
No son muchos los grupos de hombres que existen en nuestra Iglesia y que son sólo para varones. Hay una que otra iniciativa en este sentido, pero el hombre, en general es el gran ausente en el quehacer de nuestra Iglesia.
En Rancagua, Chile, en 1989, surgieron, junto con la bendición del santuario de Schoenstatt de la Madre tres veces Admirable (la Mater) los Madrugadores, iniciativa laical llevada a cabo por hombres y que tiene como finalidad convocar sólo a varones. Surge de laicos, crece sobre los hombros de laicos. Mejor dicho, surge del Espíritu Santo y laicos son los instrumentos que se hacen responsables de ella.
La perseverancia y fidelidad de los primeros a una actividad muy sencilla, madrugar para rezar en el santuario sábado por medio a las 07.00 de la mañana tuvo una fecundidad insospechada e inesperada, sólo explicable y entendible a la luz de una irrupción de la gracia de Dios.

RESEÑA HISTORICA
Para saber qué es un grupo humano, un país o un pueblo, hay que mirar siempre a su historia. Como surgió, cuales son las fuerzas motrices que hay por delante. Por eso es importante mirar la historia, no sólo para saber curiosamente qué pasó, sino para entender qué somos.

1. ¿De qué deseos y anhelos surge esta fundación?
Surge de un deseo de tener un encuentro más personal con la Sma. Virgen y Dios; darse la posibilidad de momentos de oración profunda, de paz con uno mismo, en un horario aunque sacrificado pero factible de cumplir con mínimas obligaciones; mínimos compromisos; con una participación individual (sin señora); con un cultivo de amistades; con Eucaristías cuando las hay, concentradas y hondas. Es la sana búsqueda de un momento en que uno sea uno mismo, y se relacione con Dios en tanto cuanto varón.
Hay un deseo de estar con el Señor y la Mater, de hacer guardia y compañía. De estar con ellos, cuando todos duermen.

2. Impronta mariana
Al surgir en torno a un Santuario de María, nace con una impronta mariana y pentecostal. Varones con María implorando el Espíritu Santo. Hay una clara vocación cenacular en esta fundación.
Lo mariano no es accesorio ni accidental. Es la forma de vivir el cristianismo, un cristianismo orgánico e integral: que se hace entendible cuando contemplamos y asumimos al Cristo total: Dios y hombre, Hijo eterno del Padre, pero Hijo en el tiempo de María. La maternidad de María nos recuerda que Jesús es hombre, igual a nosotros en todo menos en el pecado. La paternidad de Dios en lo eterno nos recuerda que es Dios.

3. Comienzos lentos pero después un alud
La fundación como todas las cosas del reino es silenciosa, pasan nueve años y solo los de Rancagua madrugan, responsabilizándose porque haya oración y adoración en el santuario consagrado a la veneración de la Virgen. Luego vienen los de Curicó, San Fernando y después los de Bellavista en Santiago, y de ahí, como un alud incontenible, van apareciendo los Madrugadores en torno a los santuarios de Schoenstatt, y luego en parroquias, capillas, colegios católicos, y no sólo en Chile sino que también en el extranjero.
Al comienzo son sólo schoenstattianos, pero luego llegan hombres de todas partes, diferentes movimientos y sensibilidades, distintos grados de pertenencia a la Iglesia, diferentes situaciones familiares y de comunión con la Iglesia.

¿QUE NOS HA DICHO DIOS EN NUESTRA HISTORIA?
1. Los Madrugadores surgieron de la Familia de Schoenstatt pero no son excluyentes
Llevamos la impronta de nuestro origen: lo mariano, el Dios de la vida, la impronta de un cristianismo orgánico para el siglo XXI. No podemos negarlo. Ese es nuestro origen y es un gran regalo de Dios.
Nuestra tarea es estar al servicio de todos los varones católicos que deseen participar, y en estricto rigor, para los que son schoenstattianos esta es una forma original de realización del tercer fin de Schoenstatt que es luchar por la unidad de las fuerzas apostólicas de la Iglesia, por la así llamada Confederación Apostólica Universal (CAU).
El Señor nos dice: no pierdan jamás este carisma de unidad para la Iglesia y por eso tengan las puertas abiertas para todas las personas de buena voluntad de los movimientos, parroquias, colegios y comunidades cristianas.

2. Los Madrugadores son un lugar de acogida amplia
El Señor también nos ha dicho en nuestra historia que seamos un lugar de acogida amplia. Cualquier persona, cualquiera sea el grado de comunión que esté con la Iglesia, puede participar. Cualquier persona de cualquier nivel cultural, so-cio-económico, o de cualquier sensibilidad política debe sentirse en casa entre nosotros. Somos pluriclasistas, pluripartidistas, amplios como la Iglesia misma.
Queremos ser un lugar en que las personas experimenten los brazos misericordiosos de María, Madre y modelo de la Iglesia para todos sus hijos: los sanos y los algo enfermos, los más cercanos y los más alejados. El Señor nos dice: que en ustedes todos mis hijos se sientan acogidos cualquiera sea su historia. Esto es parte de nuestro carisma de unidad.

3. Los Madrugadores son una comunidad orante, fraterna, comunitaria
El Señor nos ha dicho en nuestra historia, que somos una comunidad orante. Nos reunimos para alabar y adorar al Dios Uno y Trino y para cantar las alabanzas de todas las generaciones a la Madre de Jesús. Lo hacemos al amanecer, porque las mañanas son momentos de esperanza, y queremos con este gesto decirle al mundo: aún hay hombres que oran, aún hay hombres que creen en Dios y en su Hijo Jesucristo, aún hay hombres que no temen ponerse de rodillas como niños delante de Dios. Somos un signo de que el mundo sobrenatural, es real, que Dios está presente siempre y es un Dios vivo.

4. Los Madrugadores son una Obra de Dios
El Señor nos ha dicho en nuestra historia, especialmente por la ley de la resultante creadora, debido al enorme crecimiento, que somos Obra de Dios. Después de más de 22 fecundos años, podemos estar seguros que Dios quería que existieran los Madrugadores. De eso no hay duda. Los resultados son muy superiores a las pobres fuerzas y esfuerzos humanos puestos en acción.
Aquí hay una irrupción del Espíritu Santo, que sabe donde quiere llevarnos, pero que nosotros ni sospechamos adonde nos llevará. Si el Señor está con nosotros, ¿quien podrá contra nosotros?